Quiero llorar como aquella niña que se balancea de la mano de su madre, con los pies suspendidos en el aire, intentando desprenderse de la mano que la ataja, y suspender el cuerpo en la calle... extender mis brazos, patalear con fuerza, estirar mis greñas y chillar, como quien no lo ha hecho nunca antes, inundar el suelo de tanto llanto, nadar en él, desahogarme.
Necesito escaparme, escaparme de este dolor que invade mi cuerpo, mente y alma, quiero ser libre de las penas y las frustraciones, de las decepciones y desilusiones. Quiero creer de nuevo que soy una niña, a la que sólo le preocupa tomar impulso para balancearse en el parque.
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